lunes, 7 de junio de 2010

10. Como tenga que ir yo...

Ay, este consejo de mi madre me produce nostalgia. Básicamente, era un consejo muy, muy práctico porque si ella venía... Os podéis imaginar.

Cuando lo utilizaba:
Constantemente:
Si oía que mi hermana y yo peleábamos.
Si oía bullicio.
Si no nos oía.
Si nos había mandado a por algo y no volvíamos.
Y sobre todo, si nos llamaba a comer. Después de 10 gritos de se oía eso de: "Como tenga que ir yo..." Mira, era oirlo y era como si un resorte nos pusiera de pie, en guardia, todos los sentidos al tanto, y a obedecer. Vamos, lo que viene siendo puro miedo.

Consecuencias del consejo:
Nada graves. Cierta nostalgia de que ya no viene con tanta frecuencia. Aunque a veces viene incluso con 31 años.

Excepciones para utilizarlo:
Cuando me de la gana. Me gusta este consejo. Es más, estoy deseando tener hijos para decirlo porque como yo vaya...

Variante del consejo:
No era una frase, era la zapatilla con efecto. Estabas tan tranquila, peleando con tu hermana, un par de tortas, un pellizco, un porquito de preshing cacth, lo típico,... Y sin saber cómo ni de dónde, aparecía la zapatilla voladora, con esa suela de goma que picaba cosa mala. Afortunados aquellos que su madre era alta y no utilizaba cuña en las zapatillas de andar por casa, porque aquello era terrible. Incluso si conseguías escapar por el pasillo, y te creías a salvo (infeliz), la zapatilla giraba contigo. Sólo las madres saben lanzar zapatillas con efecto.